sábado, 28 de agosto de 2010

No jurarás el nombre de Dios en vano

EL SEGUNDO MANDAMIENTO ImageNo jurarás el nombre de Dios en vano - Chistes «en el nombre de Dios» - Palabras santas - Dime qué matrimonio tienes y te diré cómo vives el segundo Mandamiento - Blasfemar es atentar contra el nombre de Dios - Cristo con minúscula - Vano
Éxodo 20, 7
No tomarás en falso el nombre del Señor, tu Dios, porque el Señor no dejará sin castigo a quien toma su nombre en falso.


Deuteronomio 5, 11
No tomarás en falso el nombre del Señor, tu Dios...

Jurar es cosa seria
Por el p. Antonio Rivera, L.C.
El juramento es otra manera de honrar el nombre de Dios, ya que es poner a Dios como testigo de la verdad de lo que se dice o de la sinceridad de lo que se promete.
A veces es necesario que quien hace una declaración sobre lo que ha hecho, visto u oído, haya de reforzarla con un testimonio especial. En ocasiones muy importantes, sobre todo ante un tribunal, se puede invocar a Dios como testigo de la verdad de lo que se dice o promete: eso es hacer un juramento.


Fuera de estos casos no se debe jurar nunca, y hay que procurar que la convivencia humana se establezca con base en la veracidad y honradez. Cristo dijo: «Sea, pues, vuestro modo de hablar sí, sí, o no, no. Lo que exceda de esto, viene del Maligno» (Mateo 5, 37).
Modos de jurar
+ invocando a Dios expresamente, por ejemplo: «juro por Dios, por la Sangre de Cristo», etc.;
+ invocando el nombre de la Virgen o de algún santo;
+ nombrando alguna criatura en la que resplandezcan diversas perfecciones: por ejemplo, jurar por el Cielo, por la Iglesia, por la Cruz, etc.;
+ jurando sin hablar, poniendo la mano sobre los Evangelios, el Crucifijo, el altar, etc.
Condiciones para jurar
El juramento bien hecho es no sólo lícito, sino honroso a Dios, porque al hacerlo declaramos implícitamente que es infinitamente sabio, todopoderoso y justo. Para que esté bien hecho se requiere:
1) Jurar con verdad: afirmar sólo lo que es verdad y prometer sólo lo que se tiene intención de cumplir. Siempre hay grave irreverencia en poner a Dios como testigo de una mentira. En esto precisamente consiste el perjurio, que es pecado gravísimo que acarrea el castigo de Dios.
2) Jurar con justicia: afirmar o prometer sólo lo que está permitido y no es pecaminoso; es grave ofensa utilizar el nombre de Dios al jurar algo que no es lícito, por ejemplo, la venganza o el robo. Si el juramento tiene por objeto algo gravemente malo, el pecado es mortal.
3) Jurar con necesidad: sólo cuando es realmente importante que se nos crea, o cuando lo exige la autoridad eclesiástica o civil. No se puede jurar sin prudencia, sin moderación, o por cosas de poca importancia sin cometer un pecado venial que podría ser mortal, si hubiera escándalo o peligro de perjurio.
El juramento que hizo, por ejemplo, Herodes a Salomé fue vano o innecesario. Jurar por hábito ante cualquier tontería es un vicio que se ha de procurar desterrar, aunque de ordinario no pase de pecado venial.

El nombre de Dios según santo Tomás de Aquino
Hablar de Dios siempre es tema complejo. Sin embargo, con nuestra  inteligencia  algo podemos inferir de las características del nombre de Dios. Santo Tomás de Aquino nos propone sus reflexiones:
El nombre de Dios es, en primer lugar, admirable porque obra maravillas en todas las criaturas. Por eso el Señor dice en el Evangelio: «En mi Nombre arrojarán los demonios, hablarán nuevas lenguas, tomarán serpientes en sus manos, y si bebieren un veneno no les hará daño» (Marcos 16, 17).
El nombre de Dios es amable. «Bajo el cielo —dice san Pedro— no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos» (Hechos 4, 12). San Ignacio de Antioquia, que amó tanto el nombre de Cristo, nos ofrece un ejemplo de este amor. Cuando el emperador Trajano lo conminó a que negara el nombre de Cristo, respondió que le era imposible separarlo de sus labios. Y como el emperador lo amenazara con degollarlo, para arrancar así a Cristo de sus labios, Ignacio respondió: «Aunque me lo quitaras de mis labios, nunca podrás arrancarlo de mi corazón; pues llevo este nombre grabado en mi corazón, y es por eso que no puedo dejar de invocarlo». Oyendo esto Trajano, y queriendo ver si era cierto, luego de haberle hecho cortar la cabeza, mandó que le arrancaran el corazón. Y se halló que en él estaba grabado con letras de oro, el nombre de Cristo. Porque había puesto ese nombre en su corazón, como un sello.
El nombre de Dios es venerable. Afirma el apóstol que «al nombre de Jesús se dobla toda rodilla en el cielo, en la tierra y en el infierno» (Filipenses 2, 10). En el cielo, por parte de los ángeles y los santos. En la tierra, por parte de los hombres que viven en el mundo; éstos lo hacen, o bien por amor a la gloria que desean alcanzar, o bien por temor a las penas del castigo. En el infierno, por parte de los condenados, que lo hacen por temor.
El nombre de Dios es inefable, porque ninguna lengua es capaz de expresar toda su riqueza. Por esta razón a veces se intenta una aproximación por medio de las creaturas. Y así se le da a Dios el nombre de fuego, en razón de su poder purificador. Porque así como el fuego purifica los metales, Dios purifica el corazón de los pecadores. Por esto se dice en la Escritura: «Vuestro Dios es un fuego que consume» (Deuteronomio 4, 24)».

No jurarás el nombre de Dios en vano
Por Antonio Maza Pereda
Hay algunas diferencias de orden en la lista de los Mandamientos, pues algunos sectores judíos y protestantes tienen el segundo como tercero, y dejan en el segundo sitio la prohibición de hacer imágenes de Dios, mientra que la Iglesia conserva en el segundo la prohibición de usar el nombre de Dios en vano. Para fines prácticos, ambas versiones son un punto invaluable de reflexión cristiana y su finalidad es, si no idéntica, sí paralela.
Tanto el nombre de una persona como su imagen son, en cierto modo, la persona misma a que se refieren o representan. Cuando decimos el nombre de una persona, y en especial cuando nos dirigimos a ella con su nombre,  no únicamente estamos produciendo vibraciones del aire para afectar sonoramente el tímpano de alguien. Estamos tocando a la persona a la que hablamos, diciéndola, definiendo lo que ella es, su naturaleza según la concebimos, o haciendo presente a aquella de la que hablamos. El nombre es mucho más que un simple modo de llenar formularios. Lo mismo pasa con la imagen. La imagen de alguien, en sí misma, no es más que papel o madera, pero verla nos hace presente a ese alguien. Nombrar a Dios, por tanto, es decir todo lo que es Dios, tocar, decir a Dios. Y si Dios es único y es el Señor, necesariamente su nombre es igualmente único y pronunciarlo con respeto es una forma de aceptar su señorío.
¿Quién más sino Dios mismo puede llevar su nombre? ¿De quién más podemos hacer una efigie y decir que es la de Dios, si no es de Jesucristo, el Dios encarnado?
Nosotros, sin embargo, generalmente usamos ese nombre para definirnos a nosotros mismos. Somos lo mejor que hay en el universo. Cuando reconocemos que no tenemos madera de dioses, le otorgamos el nombre a cualquier persona o cosa que pueda hacernos sentir seguros, que nos saque un poquito de nuestra limitación, incapacidad y aparentemente invencible pecado. La mitología antigua está llena de esos dioses: incapaces de ser señores de sí mismos pero capaces de señorear a los demás. El dios que quisiéramos ser.
La mitología contemporánea les da culto a sus nuevos dioses en estadios, teatros y televisión. Cuando hablan los escuchamos reverentes. Juramos en su nombre como si fueran dioses; los hacemos la referencia última de la moralidad. Si lo dijo tal o cual conductor de noticieros es que así debe ser. Sus imágines cubren paredes y primeras páginas. Nos arrodillamos ante los psíquicos, adivinos y otros que aseguran tener poder para develar nuestro futuro.
Muchos medios de comunicación se sirven de todos esos diocesillos para erguirse ellos en el dios único que dicta lo que es bueno y malo; que tiene poder para condenar y salvar.
A veces, incluso, cuando invocamos al Dios verdadero, o manoseamos su imagen suplicantes, lo hacemos para manipularlo, para que se ponga a nuestro servicio y sea garante de nuestras palabras humanas y nuestras mentiras.
Pero, ¿cómo podremos nosotros nombrar a Dios como se debe si su Santo Espíritu no nos ayuda?

Chistes «en el nombre de Dios»
Redacción de El Observador
A veces consideramos el nombre como algo secundario, banal; sin embargo, nombrar una cosa o persona es «hacer presente» lo nombrado. En este sentido el nombre tiene un peso simbólico y psicológico. Por lo tanto, tomar a la ligera o con poco respeto el nombre de una persona es una forma de atentar contra su dignidad. Desde esta perspectiva podemos entender la lógica del segundo mandamiento.
Existen muchas formas de atentar contra la reverencia debida al nombre de Dios. La más corriente es el simple pecado de falta de respeto: usar su santo nombre como excusa para dar salida a nuestras emociones. «¡Sí, por Dios!»; «Te aseguro, por Dios, que me la vas a pagar». O a veces, por utilizarlo como protagonista para chistes o ironías que, por el sólo empleo del nombre de Dios, o de Jesucristo, o de los santos, resultan de muy escaso buen gusto.  Todos conocemos a personas que usan el nombre de Dios con la misma actitud con que mencionarían ajos y cebollas. Es una forma de inconsciencia sobre lo que implica la sacralidad del nombre; da testimonio cierto de lo pobre de su amor a Él.
Por lo general, esta clase de irreverencia es falta leve, porque no se tiene la intención deliberada de deshonrar a Dios o despreciar su nombre; si esta intención existiera, se convertiría en pecado mortal, pero, de ordinario, es una forma de hablar debida a la ligereza y al descuido más que a la malicia.
Este tipo de irreverencia puede hacerse grave, sin embargo, en caso de ser ocasión de escándalo: por ejemplo, si con ella el profesor menoscabara en sus alumnos el respeto que al nombre de Dios se le debe.
Cada vez es más común escuchar chistes o frases que pretenden ser cómicos, denigrando o ridiculizando el nombre de Dios. Esto es una señal del respeto que Le estamos perdiendo.
Por tanto, debemos ser cuidadosos en el uso de la palabra «Dios». No podemos usarla de cualquier forma, así como no nos gustaría que nuestro nombre o el de los seres queridos fuera usado de manera ligera u ofensiva.

Palabras santas
Por Walter Turnbull
El primer mandamiento de Dios para el hombre es en cierta forma obvio: Amar a Dios porque Él nos ha dado todo y de Él depende nuestra realización. Tan lógico como eso.
Ahora viene la contraparte: el peligro de hacerlo en falso, de hacerlo a medias, de hacerlo por un interés mezquino.
Inmediatamente pienso en nosotros, los cristianos mediocres, que invocamos el nombre de Dios pero lo seguimos a medias, a distancia, y lo hacemos quedar terriblemente mal. Y, peor todavía, los que francamente usan a Dios como herramienta para conseguir popularidad, confianza o poder. Pienso en los que usan un crucifijo como adorno o lo ponen en un estudio de televisión en el que se cocina una sarta de inmoralidades o en un consultorio de curanderos; y qué decir —tanto que falsamente se ha acusado de eso a la Iglesia— los sacerdotes paganos de las sociedades teocráticas, las culturas chamánicas, que invocaban a Dios para controlar a la gente.
Pero antes que todos éstos pondría yo a aquellos que lo hacen veladamente y con toda la malicia del mundo. Son los que, astuta y displicentemente, malabarean palabras como libertad, paz, justicia, igualdad... que son dones preciosos de Dios que hacen la felicidad del hombre y que sólo se consiguen andando en su presencia; hablan de familia, que es Iglesia doméstica y sacramento del amor de Dios; hablan de ciencia que es un don del Espíritu Santo para que el hombre descubra a Dios a través del universo; hablan de derechos —que emanan de la dignidad del hombre como imagen y semejanza de Dios— como si fueran dádivas de los gobiernos; hablan de tolerancia y de respeto y de honestidad y de servicio, que son facetas de la caridad, virtud que sólo viene de Dios; hablan del pueblo y de la sociedad, que son la comunidad de los hijos de Dios en los que Cristo está presente... Muchos hablan de amor, que es Dios mismo, para referirse a los actos más egoístas y degradantes. Democracia, igualdad, mujer... hermosas y santas palabras que nos hablan de Dios, de sus dones y de sus frutos, y que son diariamente mancilladas en boca de aquellos que sólo quisieran deshacerse de Dios para poder dar culto a sus pasiones y ambiciones.

Dime qué matrimonio tienes y te diré cómo vives el segundo Mandamiento
Por Omar Arcega E.
José Luis alardeaba ante sus amigos del desliz sexual que había tenido en su reciente viaje, es decir, de cómo había engañado a su esposa; éstos lo celebraban entre risas. Sin embargo, Genaro estaba serio; se preocupaba por su amigo. Como buen católico, sabía que no sólo había cometido una falta contra su esposa, sino también contra  Dios.
Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Hay alguna relación entre el matrimonio y el segundo mandamiento? Aunque en un primer momento nos pueda parecer extraña la  cuestión, no es tan disparatado plantearnos esto.
Testigo del matrimonio
En efecto, una de las formas de honrar el nombre de Dios es ser fieles a las promesas en donde lo ponemos por testigo. Cundo un hombre y una mujer realizan el sacramento del matrimonio, se hacen una serie de promesas poniendo a Dios como testigo de ellas. De esta forma Dios entra en la historia de esta pareja y se le hace partícipe de las alegrías, dolores y gozos.
José Luis rompió las promesas de fidelidad perpetua, de amor eterno y de respeto mutuo. Faltó al compromiso hecho con su pareja y tomó el nombre de Dios en vano al violentarlas, pues le puso como testigo.
También en pequeñas cosas
Pero  en la vida matrimonial no se tiene que llegar a un desliz sexual para romper estas promesas. En las pequeñas cosas y en el día a día es donde se refrendan o se olvidan estos juramentos. Situaciones  como el pedir las cosas con amabilidad, exponer las ideas propias con delicadeza, estar abiertos a escuchar a mi pareja. O en lo negativo,  como manejar la publicidad con las connotaciones sexuales que hay a mi alrededor, manejar astutamente los conflictos inevitables en cualquier convivencia humana.  En estos ámbitos puedo consolidar o destruir las promesas hechas, revelar si  considero a mi pareja como una persona o un mero objeto.  
El matrimonio es una batalla de todos los días. No sólo está en juego la dignidad del hombre y la mujer implicados, así como el sano desarrollo de los hijos;  también cuenta el nombre de Dios que se puso como testigo de esa promesa de amor.

Blasfemar es atentar contra el nombre de Dios
Por Omar Árcega E.
Una forma de faltar a este mandamiento es decir cosas contra la Religión, y el blasfemar. Blasfemia es toda expresión insultante contra Dios, la Virgen, los santos o cosas sagradas: ya sea con palabras, gestos, signos, dibujos, etc. Es el absurdo deseo de injuriar o deshonrar el nombre de Dios.


Otros pecados pueden hacerse por debilidad o por sacar algún provecho; por ejemplo, robar. Pero el que dice blasfemias no saca nada. La blasfemia es un pecado que va directamente contra la majestad de Dios. Por eso a Dios le duele tanto y lo castiga con gran rigor. La blasfemia es un pecado diabólico. Si crees en Dios, comprenderás que es un disparate insultarle. Y si no crees, ¿a quién insultas?
Vencer la  blasfemia
Lo que pasa es que a veces se dicen blasfemias sin darse cuenta del todo. Por mala costumbre. Entonces lo que hay que hacer es proponerse muy en serio quitarse la mala costumbre, pues aunque la blasfemia que se escapa sin querer no es pecado grave, puede serlo el no poner empeño en corregirse. Y estas faltas son de muy mal ejemplo. Oyéndote blasfemar, empiezan a hacerlo también los que antes no lo hacían: tus hijos, tus compañeros de trabajo, etc. Para corregirte puede ayudarte el ponerte un pequeño castigo. Por ejemplo, estar tantos días sin fumar cuantas blasfemias se te escapen. Si te gusta el tabaco verás qué pronto te corriges. Si no te atreves a tanto, prívate de algún cigarro, haz cualquier otro pequeño sacrificio; pero no dejes la falta sin castigo. Si no fumas, prívate de otra cosa que te guste mucho. Si no se te ocurre otra cosa, podrías dar unas monedas de limosna por cada falta. El ponerse castigos es el mejor medio para corregirse de un defecto. Si en alguna ocasión oyes alguna blasfemia y puedes corregirla, hazlo así. Y si no puedes, di: «Alabado sea Dios». Si lo dices en voz alta, mejor; y sino te atreves, al menos, dilo en voz baja.
Niveles de blasfemia
La blasfemia admite distintos grados. A veces es la reacción instantánea ante la contrariedad, el dolor o la impaciencia: «Si Dios me ama, ¿cómo permite que esto ocurra?», «Si Dios fuera bueno no me dejaría sufrir tanto». Otras veces se blasfema por insensatez: «Ése sabe más que Dios», «A fulano, ya ni Dios lo detiene». Pero también puede ser claramente antirreligiosa e, incluso, proceder del odio a Dios: «Los Evangelios son un mito oriental», «La Misa es un engaño», «Dios es un invento, una fábula». En este último tipo de blasfemia hay, además, un pecado de infidelidad. Cada vez que una expresión blasfema implica negación de una determinada verdad de fe como, por ejemplo, la virginidad de María o la existencia de los ángeles, además del pecado de blasfemia hay un pecado de herejía.


En sí misma, la blasfemia es siempre pecado mortal, porque siempre lleva implícita la intención de inferir a Dios una grave deshonra. Tan sólo cuando carece de suficiente premeditación o consentimiento es venial, como sería el caso de proferirla bajo una pena atroz.


No hay que confundir las blasfemias —palabras injuriosas con las que se insulta a Dios, a la Virgen, etc.— con las palabras feas, que solemos llamar malas palabras o maldiciones. Las palabras malsonantes y soeces son señal de poca educación y no deben decirse; pero no son blasfemias.
Con información de: catholic.net y encuentra.com

Cristo con minúscula
Por J. Jesús García y García
En una pequeña nota lo informó la agencia ACI hace casi cuatro años: «Según una nueva norma gramatical aplicable a los Países Bajos y Bélgica, a partir de agosto de 2006, el nombre de ‘Cristo’ será escrito con ‘c’ minúscula». El objetivo de esa disposición no puede ser otro que el de reducir en la medida de lo posible la fuerza del nombre sagrado.
En la interminable cadena de atentados contra la Iglesia (cuchillito de palo), lo anterior no es sino un eslabón más o menos equiparable (en la intención, no en la autoridad desplegada) con la medida que adoptó julie furlong (la falta de mayúsculas en este nombre es totalmente adrede de mi parte) cuando preparó su libro de entrevistas Testimonios de fin de siglo (México, Planeta, mayo de 2000). Decidió escribir Dios con minúscula (así, con el mismo desparpajo y el mismo «derecho» con que yo ahora escribo julie furlong) y logró hacerlo hasta nueve veces en una misma página. Quiero decir que no son erratas de captura, sino que el disparate se produjo por sistema, un sistema nacido de la particular bronca que julie debe traerse en contra de la fe. Porque escribió bien Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Fernando Gutiérrez Barrios, Rosario Ibarra, etcétera.
Quien estudió gramática castellana (la de Emilio Marín, por ejemplo) recordará que, en la parte relativa a la Analogía, en las primeras lecciones, se definían los nombres propios o individuales (que después, en la parte referente a la Ortografía, se nos indicaría que empiezan siempre con mayúscula), y el primer ejemplo que se nos daba era éste: Dios, seguido de Pedro, Cuba, Manila... Y podía uno mudar de autor; el primer ejemplo era el mismo: Dios, seguido de Jehová, Jesús, Luzbel...
Hay detrás de nosotros toda una historia larguísima del trato dado a Dios en la escritura: siempre con mayúscula. Ni los más conspicuos ateos (si los hay) tuvieron jamás empacho en escribir el nombre divino con mayúscula, aunque sólo fuera por una explicable muestra de respeto, o ya de perdida, de gramaticalidad. ¿Cómo es que viene ahora una minúscula actriz y escritora a cambiarnos de tal modo las cosas?

DILEMAS ÉTICOS
Vano
Por Sergio Ibarra
Del  latín vanus, significa sin efecto, sin resultados, sin fundamento, frívolo, fútil, tonto. En vano, inútilmente. Dice el segundo Mandamiento: No nombrarás el nombre de Dios en vano. ¿Por qué sería que Dios lo puso, y por qué en segundo lugar? Las primeras interpretaciones que uno hace desde la infancia es que no debe uno por ahí andar prometiendo cosas en el nombre de Dios: «te lo juro por ésta» o «por Diosito» o «no lo vuelvo a hacer, te lo prometo por Dios». Quedaba claro que utilizar el nombre de Dios podría servir para garantizar que uno estaba diciendo la verdad, lo cual hace sentido con el significado de vano, es decir que, en su caso, uno debía tener cuidado de no andar jurando cosas en el nombre de Dios que no tuviesen ningún efecto o bien que resultasen en una mentira.  Para iniciarnos en esto de intentar entender lo que nos quiere decir el Mandamiento no estaba nada mal esto de no andar haciendo juramentos en el nombre de Dios.
La cosa es un poco más seria y más profunda. Si el ser humano hace de su vida una vanalidad, es decir, una vida hueca, estéril, material, egoísta, sin sentido o infructuosa, es cosa del ser  y no de Dios, es cosa de uno, no de Dios. ¿Por qué le andamos endilgando a Dios cosas que no le pertenecen? El mensaje de este Mandamiento tiene que ver con uno de los más grandes dones que Dios nos da: la responsabilización de nuestros destinos y de nuestros actos. Tiene que ver con la conciencia que debiésemos desarrollar para distinguir lo que es de Dios, lo que hacemos en el nombre de Dios, como sus discípulos, y lo que hacemos por cuenta propia, y, conscientes, asumir las consecuencias de lo que hacemos. Es el ejercicio de la libertad lo que hace al hombre responsable de sus decisiones y sus manifestaciones. Es un Mandamiento que nos compromete mucho más allá del hacer juramentos. Dice: «no nombrarás». Si vas a invocar a Dios que sea para caerle bien con nuestros pensamientos, nuestras decisiones y nuestros actos. Y es aquí donde el asunto toma el sentido: si has de invocar a Dios es porque ya has hecho algo que vale, que tiene un fundamento, que es inteligente y que tiene alguna utilidad moral o física y que te acredita para ello, por una parte, y por la otra, esto de la conciencia te ayuda a tener una comprensión más amplia para saber cuándo sí y cuando no nombrarle. A quien actúa bien, le va bien; no necesita nombrar a Dios, lo trae consigo, es un discípulo. Y si lo nombra es para darle buenas noticias.

QUE SIGNIFICA REVERENCIA


¿QUÉ SIGNIFICA?
Significa expresar respeto y honra para la persona que estimas mucho, a base del verdadero amor y aprecio. Tal alta estima debe empezar con mi relación con Dios.
EL OPUESTO DE REVERENCIA Lo opuesto es tomar en poco a otra persona, dándole menor importancia. Demuestra falta de aprecio o aún burla hacia una persona.
¿CÓMO EMPIEZO A EXPRESAR REVERENCIA?
1. De la manera en que hablo acerca de Dios.
- No debo hacer bromas del Padre, o del Hijo, ni del Espíritu Santo.
- Nunca debo tomar el nombre de Dios en poco o en vano. Éxodo 20:7
2. De la manera en que sirvo a Dios.
- Todo servicio que hago como para el Señor, es digno de respeto. Colosenses 3:23-24
- Debo pensar en qué manera puedo agradar a Dios con un espíritu de temor y reverencia. Hebreos 12:28
3. De la manera en que manejo la Palabra de Dios.
- Siempre debo estimarla como la Palabra inspirada de Dios. 2 Pedro 1:21 y 2 Timoteo 3:16
- Tengo que tomar su mensaje en serio y actuar a base de ella. Santiago 1:21
4. De la manera en que me comporto durante los servicios de la iglesia.- Debo evitar platicar con amigos durante los servicios. Zacarías 2:13
- Debo enseñar a los niños la importancia de mostrar reverencia en los cultos.
- Debo procurar llegar a los cultos con una actitud de oración a Dios. Salmos 95:6
5. En la actitud que demuestro durante la oración.- Una forma de manifestar reverencia en la oración es por inclinar la cabeza y cerrar los ojos.
- Debo evitar la risita o una actitud ligera en tiempo de la oración.
6. En mi comportamiento en un lugar dedicado a la adoración de Dios y la predicación de su Palabra.- No debo gritar ni correr en el edificio antes ni después de los cultos.
- Debo ayudar a mantener el lugar de adoración limpio y ordenado para así mostrar honra y aprecio a Dios.
TEXTOS RELACIONADOS CON REVERENCIA
1. Levítico 19:30 - ¿Cómo tenía que mostrar reverencia el pueblo de Israel?
2. 2 Samuel 9:6 - ¿Qué gesto de reverencia mostró Mefibosét?
3. Salmo 89:7 – ¿Qué nos enseña este versículo acerca de la reverencia?
4. Salmo 111:9 - ¿Qué nos dice del nombre de Dios?
5. Efesios 5:33 - ¿Cómo puede una esposa expresar reverencia hacia su esposo?
6. Hebreos 12:28 - ¿Cómo ha de ser nuestro servicio a Dios?
7. Hebreos 12:9 - ¿Qué se espera de un hijo?
OTROS ASPECTOS DE LA REVERENCIA
1. Reverencia a los que están en lugares de autoridad gubernamental.- Romanos 13:1-7 nos enseña que debemos respetar a las autoridades superiores.
- Debemos usar cuidado de no hablar con falta de respeto de personas en lugares de responsabilidad gubernamental, aun cuando no estamos de acuerdo con ellos.
2. Reverencia a los padres.- Debemos una reverencia a nuestros padres aun cuando notemos errores que hayan cometido.
- Dios manda que siempre haya honor y respeto hacia a los padres. Efesios 6:1-3
3. Reverencia a un esposo.- Dios manda a las esposas que respeten a sus maridos. Efesios 5:33
- La expresión de una esposa hacia su marido siempre debe ser de honrarle y respetarle y nunca de desprecio o con respuesta insolente. 1 Pedro 3:1-7
4. Reverencia a los líderes de la iglesia.
- Tal reverencia no se basa en siempre estar de acuerdo con ellos, sino tener reverencia a la posición en la cual Dios les ha puesto. 1 Tesalonicenses 5:12-13 y Hebreos 13:17
5. Reverencia a toda la humanidad.
- Hay un sentido en que debemos honrar y respetar a todo hombre como creación de Dios gente a quién El ama.
- Tratemos unos a otros con honra y respeto aun cuando una persona nos parece rara o extraña. 1 Pedro 2:17
EJEMPLOS DE LA FALTA DE REVERENCIA QUE RESULTÓ EN CASTIGO
1. 2 Samuel 6:3-7 – ¿De qué manera faltó Uza en su reverencia hacia el arca del Señor? ¿Qué le pasó?
2. 2 Reyes 2:23-24 – ¿Cómo faltaron de respeto estos niños delante de Eliseo? ¿Cómo les castigó Dios por tal burla?
3. 2 Samuel 6:16-23 – ¿Cómo mostró Mical un desprecio hacia su esposo David? ¿Cómo fue castigada por su falta de respeto?
4. Hechos 5:1-10 – ¿Qué hicieron mal Ananías y Safira y cómo fue relacionado con su ofrenda?
¿Qué les pasó como resultado de su mentira?
5. ¿Puedes agregar otro ejemplo de la falta de reverencia de un personaje bíblico? ¿Qué fueron los resultados?
GENTE QUE MOSTRÓ REVERENCIA CON EL RESULTADO DE BENDICIÓN
1. 1 Pedro 3:6 – Sara puso un buen ejemplo de reverencia a su esposo. ¿Cómo le bendijo Dios por su actitud piadosa hacia su esposo?
2. 1 Samuel 3 – Samuel demostró actitudes hermosas de reverencia en sus años formativos.
Busca ejemplos de reverencia en 1 Samuel 3. ¿Cómo le bendijo Dios como resultado de su reverencia? Vea 1 Samuel 3:19
3. 1 Samuel 26 – David nos da un ejemplo sobresaliente de reverencia hacia a el siervo ungido de Dios, el rey Saúl. ¿Qué frase expresa la actitud de reverencia en David? ¿Cómo le premió Dios?
4. Juan 12:1-3 – ¿Cómo mostró Maria su reverencia a Cristo en un acto simbólico? ¿Cómo expresó Jesucristo su aprecio por su devoción a él?
PERSPECTIVA EN CUANTO A LA REVERENCIA
1. Cuando expresamos reverencia a Dios, demostramos el valor que le tenemos. ¿Cómo lo hacemos?
2. Cuando pasamos suficiente tiempo adorándole, aumentamos en nuestra reverencia a Dios.
3. Ya hemos visto en los ejemplos bíblicos que Dios toma en serio la falta de reverencia de parte de su pueblo.
4. Enseñamos el significado y el valor de la reverencia cuando explicamos la razón por qué hacemos ciertas cosas y también por medio de nuestro propio ejemplo.
5. Nuestra razón de tener un respeto reverencial para otros en posiciones de liderazgo es porque respetamos y honramos la posición en que Dios les ha puesto. Les respetamos aunque no siempre estamos de acuerdo con ellos y aunque no nos guste su estilo, pero recordamos que son puestos por Dios.
6. Tengamos cuidado de no mostrar la falta de respeto en nuestro trato con otros, así como muchos del mundo en nuestro alrededor. Vea 2 Timoteo 3:1-9
7. Si quieres tener una idea clara de lo que es la reverencia a Dios, nota la forma en que los ángeles demuestran su reverencia ante Dios y su trono. Isaías 6:2-4; Apocalipsis 4:9-11 y 7:11-

Errores que los ateos cometen cuando dialogan con Cristianos


Los siguientes son ejemplos de errores que he visto cometer a los ateos cuando dialogan con Cristianos. Es importante que ambos bandos los conozcan para que así se pueda llevar a cabo un mejor diálogo. Primero que todo, el ateo debe entender que al cometer estos errores con un Cristiano le hace perder su credibilidad y no le ayuda a su causa. Segundo, el Cristiano tiene que conocer estos errores para que al identificarlos durante una conversación, no los cometa.



1. Inferioridad e insultos
1. Estos son los errores más comunes cometidos por los ateos. Ellos tratan con frecuencia a los Cristianos con inferioridad y burla. Insultan a Dios llamándolo tirano, se refieren al Cristianismo como mitología, como algo sin fundamento, un cuento de hadas, comparan a Dios con los unicornios invisibles rosados y con Santa Claus, etc. Desafortunadamente, esto es tan típico de los ateos que si ellos quieren ser tomados seriamente, necesitan dejar de ser descorteses y ordinarios debido a que no harán nada para continuar el debate.
2. Atacar al Dios del Cristianismo y acusarlo de ser inmoral es inmensamente problemático para los ateos considerando que ellos no tienen un estándar de moralidad claro, aún cuando son rápidos para juzgar. Nosotros vemos sus contradicciones, aún cuando ellos no las vean.
2. Distorsión
1. Algunas veces, los ateos levantarán un argumento contra el Cristianismo que no refleja una posición Cristiana verdadera. Por ejemplo, un ateo afirmó que la Trinidad es ilógica debido a que tres Dioses no pueden ser un Dios.
2. Otro ateo dijo que si Dios es todopoderoso, ¿Podría hacer un círculo cuadrado? Estos ejemplos distorsionan el entendimiento Cristiano de la omnipotencia de Dios.
3. Engaño
1. Algunas veces los ateos imitarán a los Cristianos sólo para causarles problemas en los tableros de discusión.
2. Otras veces pretenderán estar interesados en algo, pero lo que están haciendo es mintiendo y esperando una oportunidad para poder destruir la fe de alguien.
4. El no poder estudiar lo que critican
1. Los ateos con mucha frecuencia fallan—y seriamente—en estudiar el Cristianismo y sus enseñanzas antes de empezar a atacarlo. Este es un gran problema y los ateos son con frecuencia culpables de hacer esto.
5. Repiten como loros todo material anti Cristiano
1. Con frecuencia los ateos repetirán como loros lo que han visto y oído en las páginas de Internet o tableros de discusión anti Cristianos, que tienen, por ejemplo, listas de supuestas contradicciones bíblicas. Ellos simplemente entonces, copiarán y pegarán estas en los tableros de discusión. Desafortunadamente, al hacer esto ignoran el contexto. Y cuando se les ofrece una explicación, simplemente desaparecen.
6. Los ateos con frecuencia retan al teísta para que pruebe la existencia de Dios pero sólo dentro de los límites de la ciencia.
1. La ciencia ha servido a la humanidad muy bien. A través de esta hemos descubierto leyes naturales incontables del universo y usamos ese conocimiento para hacer nuestras vidas más fáciles en cada área de nuestra existencia. Pero limitar las pruebas de un teísta a los confines de lo que el ateo demanda es totalmente imparcial. Para un Cristiano, existen experiencias que ni la ciencia ni la lógica pueden explicar. El ateo necesita reconocer que tenemos experiencias que cambian la vida. No existe un simple conjunto de teorías que pueden explicar los cambios en nuestras vidas. Así que por favor, no se burle de estos cambios. ¿Puede la ciencia asegurar todo lo que existe en la mente, el cuerpo y el alma? No. ¿Puede cuantificar la belleza de una puesta de sol, el susurro de un bebé, o el amor de un hombre y una mujer? La ciencia y la lógica nos han servido bien, pero no son la última verdad para todas las cosas.
2. Claro está que esto no significa que ignoramos la ciencia. De hecho, la usamos en nuestras pruebas para Dios. Pero limitar el campo de juego al conjunto de normas del ateo es una forma inapropiada para empezar. Sobre todo que es el intento para tomar desde el principio el control y mantener el mando de la conversación estableciendo las reglas de juego de acuerdo a su criterio.
3. Aún cuando un ateo pueda no aceptar la evidencia bíblica para sostener la existencia de Dios, esto no niega el hecho que la Biblia es evidencia. Ya sea que el ateo quiera o no aceptarla es otra cosa.

martes, 24 de agosto de 2010

Para libertad fue que Cristo nos hizo libre

"Para libertad fue que Cristo nos hizo libre por tanto permaneced firmes, y no os sometáis otra vez al yugo de la esclavitud"(Gálatas 5:1).
Soy libre de las cadenas de opresión de mi pasado y del dolor que me causaron en mi corazón herido. Sé que soy único, amado y valioso para Dios y puedo amarme a mí mismo y vencer los obstáculos y debilidades de mi mundo interior. Ahora reconozco los privilegios y propósito para mi vida, como Hijo de Dios.
Cada día mi vida sé transforma desde adentro porque estoy perseverando con mi voluntad y creyendo a Dios. "Soy un vencedor en Cristo Jesús" (Romanos 8:37) y esto me trae poder de liberación. He conocido "La verdad que me ha hecho libre" (Juan 8:32), libre de las mentiras, emociones y sentimientos malignos que me tenían prisionero y me impedían gozar de la vida en abundancia que Dios me ofrece.
La imagen de mí mismo ha cambiado. Ahora tomo la posición como nueva criatura de Dios, "nueva criatura soy, las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas" (2 Corintios 5:17). Yo ahora confío en el Dios de amor porque "Su amor hecha afuera el temor" (1 Juan 4:18), y me hace seguro en Él. Sé que el amor de Dios es incondicional. Lo que dice lo cumple en el momento perfecto para mi vida, por eso, yo espero en Él sin temor, porque "Él es lento para la ira y grande en misericordia" (Números 14:18).
Dios tiene un plan perfecto para mi vida y requiere de un proceso mientras camino por su camino de paz. En ese proceso mi carácter está siendo transformado, por eso yo no me apresuro ni exijo respuestas inmediatas porque estoy aprendiendo a tener paciencia porque es fruto de la prueba (Santiago 1:2).
Yo sé que "Él cumplirá su propósito en mí, porque Él todo lo puede hacer y ningún propósito suyo puede ser estorbado" (Job 42:2). "Él será fiel en completar la buena obra que empezó en mí"(Filipenses 1:6).
"Sé que sus pensamientos son mayores que mis pensamientos"(Isaías 55:8), por eso yo confío en Él aunque a veces no entiendo lo que está haciendo. Él me está transformando y me disciplina porque Él es mi Padre Celestial (Hebreos 12: 5,6).
Yo alcancé su perdón, misericordia y gracia al aceptar a Jesucristo. Él dice "que no es por obra sino por gracia que me ha dado salvación" (Efesios 2:8,9) y gracia es amor incondicional, es amor perfecto de Dios; es su plan de salvación para mi vida por el sacrificio de Jesús. Sé que ya soy libre de las cadenas de la culpa, porque "no hay condenación para los que están en Cristo Jesús" (Romanos 8:1), y yo estoy en Cristo Jesús. Entonces no me sentiré más culpable. Soy libre de la culpa de mis pecados porque Dios me ha perdonado, Él me ha limpiado por medio de la sangre de Jesús.
Se han roto las ataduras de los recuerdos dolorosos y de vergüenza porque Dios me ha perdonado y me está renovando. Ahora sé que estoy en la palma de la mano de Dios y en esa palma no hay culpa, no hay castigo ni temor; hay confianza, seguridad y amor perfecto. Ahora tengo poder para enfrentar los dedos que me señalen, porque ninguna arma forjada prevalecerá contra mí ni ninguna lengua podrá condenarme"(Isaías 54:17).
Ya no creo lo que me dice el mundo ni mis viejos pensamientos que usa el enemigo para robar mi paz interior, porque ahora yo creo a mi Padre Celestial, y yo creo en su palabra. Si me señalan y me juzgan, no temo ni me siento pequeño, porque solo Dios conoce mi corazón. Nadie puede juzgarme porque nadie es libre de pecado. Sé que ahora llevo vestidura blanca porque soy Hijo de Dios por adopción (Efesios 1:5).
Sé que fui víctima del pecado de otros, pero reconozco que también fui pecador. Por eso yo ahora puedo perdonar y perdonarme a mí mismo. Yo puedo perdonar porque Jesús me ha perdonado. Suelto las cadenas de la ira y el rencor perdonando a los que me hicieron daño, sé que el dolor solo está en los recuerdos y ahora Jesús me ha hecho libre y Él me da la capacidad de liberarme de la atadura de la ira.
El Amor de Dios en mí, destruye el odio dándome capacidad de perdón, y su palabra renueva mi mente y corazón desplazando las mentiras del ayer. Él me ha enseñado que tengo un propósito especial en este mundo, que no nací por casualidad o equivocación. Por eso ahora en mi vida no hay espacio para los sentimientos de rechazo, para sentirme insignificante. Ya no me siento pequeño ante otros porque sé que soy limpio, único e importante, especial dentro de los planes de Dios.
Puedo ser su siervo para ayudar a otros que están cautivos como yo lo estaba, y para ser instrumento de salvación eterna... Dios me ha dado su Santo Espíritu que me consuela y ahora puedo experimentar su compañía. Ahora soy su templo (1 Corintios 3:16).
Soy libre de los celos, la envidia, las fobias, el temor a todo lo que me ha esclavizado y me impedía ser prosperado en todas las cosas, porque son los frutos de mi vieja criatura. Mas ahora tengo "el fruto del Espíritu de Dios; tengo amor, paz, gozo, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio" (Gálatas 5:22).
Sé que tengo luchas, pero ahora "¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece!" (Filipenses 4:13). Mi fortaleza nace en el fondo de mi corazón cuando mis fuerzas humanas se acaban porque mi fortaleza es espiritual.
Estoy aprendiendo a vivir el hoy, sin el afán de un mañana terrenal que no ha venido, ni el dolor del ayer. Sigo adelante sin la carga del pasado y sin la frustración de los sueños no realizados. Vivo cada día realizando las metas según la visión, capacidad, dones y talentos que Dios me ha dado. Sé que el propósito para lo que Él me ha llamado está a mi alcance y me da paz.
Ya no tengo temor, "Él es mi pastor, yo soy su oveja y Él me conoce y yo le sigo, Él me da vida eterna y nada ni nadie podrá arrebatarme de su mano" (Juan 10: 27-29).
Puedo disfrutar mi vida y dormir plácidamente porque "Él me sostiene con la diestra de su justicia" (Isaías 41:10).
Sé que estoy siendo perfeccionado en el Amor de Dios, Él es mi alfarero. "Él no me ha dado espíritu de esclavitud para volver otra vez al temor, sino de adopción por lo cual clamo ¡Abba Padre¡" (Romanos 8:15).
Aunque mis pensamientos a veces me traicionan, ya no soy más esclavo a las cadenas de mi prisión porque en mi moran ahora los pensamientos de Dios que están en su palabra: La Biblia. La Palabra de Dios ha traído bendición a la tierra fértil que es mi alma y ha vencido el espino o pensamientos malignos en el fondo de mi corazón. Ahora vivo la edad que tengo con libertad y tomo la posición de la persona que soy aún con carencias y debilidades. Mis experiencias dolorosas solo las recordaré para obtener sabiduría que pueda ayudar a otros.
Sé que merezco el amor verdadero. No necesito engañarme ni engañar a otros para obtener el amor. Yo me acepto como soy y estoy aprendiendo a amarme; pero no acepto los hábitos malignos que hacen daño a mi vida. Por eso renuncio a ello, con espíritu de poder porque "Dios no me ha dado espíritu de cobardía, sino de poder, amor y dominio propio" (2 Timoteo 1:7).
Como estoy aprendiendo a amarme ya no soy tan severo en juicio contra mí mismo y los demás. Los pensamientos destructivos los puedo vencer con la Palabra de Dios, amando al prójimo y a mí mismo porque Dios me ama en forma incondicional. Si hay tormenta en mi vida yo reposo porque: "En confianza y reposo está mi fortaleza" (Isaías 30:15). Sé que Él tiene el control de todo y aun de las tempestades de mi mundo interior. Sé que su paz está conmigo y puedo estar en comunión con Él en oración y puedo liberar mis cargas confiadamente ante su presencia. Si peco puedo acudir a la confesión, arrepentimiento y perdón.
No me castigaré más y a cambio aceptaré las bendiciones que Dios tiene para mi vida porque "Él vino para darme vida en abundancia" (Juan 10:10).
Él vino a mi vida para darme salvación, hacerme libre al sanarme interiormente y transformarme. Por eso ahora puedo amar a Dios con libertad, a mi prójimo y a mí mismo. El pasado quedó en el ayer, el mañana está en sus manos, mi hoy lo vivo sin afán. Ahora tengo paz que nace en lo más profundo de mi ser. Es "La paz que sobrepasa todo entendimiento" (Filipenses 4:7). Ahora soy libre y tengo paz en su camino, y el camino es Jesucristo.
" Porque Él rompió las puertas de bronce e hizo pedazos las barras de hierro" (Salmo 107:16).

Rompiendo maldiciones generacionales

Rompiendo maldiciones generacionales
Éxodos 20:5; Éxodos 34:7
¿Padece usted de alguna enfermedad hereditaria? ¿Considera que su carácter es igual al de sus padres? ¿Alguna vez ha intentado suicidarse? ¿Tiene arrebatos de ira incontrolable? ¿Se ha divorciado alguna vez? ¿Siente usted que no ha sido feliz? ¿Siente que a pesar de su lucha por salir adelante, su vida no avanza? ¿Sus padres eran Idolatras? ¿Visito usted o sus padres alguna vez algún brujo? ¿Rezó, oró, pidió, alguna vez al demonio? ¿Tiene o guarda algún objeto de su pasado? ¿Tiene sueños sobre otra vida? ¿Conforme sus hijos van creciendo nota, como que algunas cosas que hacen, usted las hizo en su tiempo también?
Existe un hilo común de circunstancias que van de generación en generación Usted puede ser libre de esas maldiciones y en lugar de esas maldiciones, puede obtener bendiciones. Un pastor predicando en una cárcel hizo esta pregunta "¿Cuántos de ustedes tuvieron a sus padres o abuelos en prisión?" Y ¿Cuántos de ustedes tienen hijos o nietos que se han metido en mas de una vez en problemas con la justicia?" la respuesta a esas preguntas fue alarmante ya que Cerca del cien por ciento de los presos levantaron la mano como respuesta a ambas preguntas. Porque entendían que la iniquidad de los padres pasa de una generación a la siguiente. ¿Por eso la necesidad de prisiones es cada vez mayor? Porque el preso saldrá de la prisión, pero no cambia. Y La mayoría de ellos vuelven a caer en ella. No sólo regresan, sino que la misma iniquidad que los lleva a ellos ala cárcel, hace que sus hijos y nietos terminen en prisión algún día, en otras palabras “de tal palo, tal astilla”. 
1. La Definición de Familia: Conjunto de personas con el mismo origen, o características, grupo de personas vinculadas entre si, por relaciones de matrimonio, parentesco, o afinidad, se dice de personas que tienen los mismos gusto y caracteres, de un mismo diseño heredado. No se si usted a escuchado un dicho de la gente que dice: “Hijo de tigre tiene que salir rayado” ¿Qué diría usted de un padre que es moreno, y su hijo sale blanco? Talvez no salio a sus padres, pero salio a sus abuelos. Desde allí podemos notar el rasgo generacional.
Una familia puede ser tan pequeña como el esposo la esposa y los hijos, o Puede ser tan grande como una ciudad o una nación, Ciertas familias tienen sus características; y ciertas ciudades también, Pero necesitamos comprender que no tenemos por qué aceptar las características negativas de nuestros antepasados. No tienen por qué perseguirnos durante el resto de nuestras vidas. Las podemos romper,
John F. Kennedy murió asesinado el 22 de noviembre de 1963, su hermano Roberto también fue asesinado, David Kennedy Murió de una sobre dosis de drogas en 1984, este es la tercera generación, John F. Kennedy Jr. Murió en un accidente de avión el 17 de julio de 1999, todas las revistas y los periódicos hablaban de la "Maldición de los Kennedy". Esto es algo que se puede romper con la Palabra de Dios y por el poder de la sangre de Jesús. Estas tragedias no se produjeron porque los Kennedy fueran malas personas, sino debido a algo que cayó sobre ellos. La iniquidad, o maldición, fue transferida de generación en generación. Pero Jesús quiere liberar a esa familia para siempre. Aunque esta situación es extrema, nos muestra la realidad de la transferencia de espíritus, y que la iniquidad pasa de una generación a la siguiente, Necesitamos mirar nuestra propia vida y preguntarnos:
¿Qué está haciendo que piense y me conduzca de una manera que no agrada a Dios? ¿Qué está haciendo que actúe violentamente con mis hijos sin razón aparente? ¿Por qué me da la impresión de que no puedo retener ningún trabajo por un buen tiempo? Es hora de romper esa Maldición que se haya en nuestra vidas, de una vez por todas, y caminemos en la libertad que nos proporcionó Jesús por medio de la cruz, Bendito sea el señor…!! Gloria a Dios
Ilustración: Los dueños de la cadena de televisión cristiana en los estados Unidos, cuentan este Testimonio: que en una ocasión. Unos dos meses después de que, su hijo mayor calen, comenzara en primer grado, la mama recibió una llamada telefónica de la maestra del niño. Ésta le dijo que su hijo estaba muy nervioso y sentía pánico pensando que su mamá no lo fuera a recoger ala escuela. La mama le explicó a la maestra que él no tenía razón alguna para temer esto, Pero no había manera de tranquilizarlo, así que los padres se fueron enseguida a la escuela para hablar al niño y. No había forma de razonar con él. Al parecer, aquel temor se había apoderado de él sin saber de dónde había salido. Durante los tres meses siguientes aquella conducta llena de temor se fue apoderando de la vida de ese niño y no dejaba que su mama se le perdiera de vista.
La seguía de un cuarto a otro dentro de la casa. Se echaba a llorar de pánico si ella no dejaba que la siguiera a todas partes. Todas las noches se producía una escena traumática cuando ellos trataban de hacer que se acostara. Lo intentaron todo para tratar de tranquilizar al muchacho. Oraban sobre él y con él constantemente. Se pusieron de acuerdo con poderosos hombres y mujeres de Dios para romper la fortaleza de miedo que había sobre él, pero nada funcionaba. Les estaba destrozando el corazón. Lo más raro de todo era que normalmente, el Niño era increíblemente extrovertido, seguro y sin inhibiciones en todos los aspectos de su vida. No le tenía miedo a ninguna otra cosa; sólo a quedar separado de su madre. Un día, el papa del niño estaba hablando con su padre, acerca de la situación. y De repente, fue como si se encendiera una luz en los ojos del abuelo, quien le dijo: "Yo sé exactamente de qué se trata”. Cuando yo tenía la misma edad de mi nieto, y estaba comenzando en el primer grado, murió mi padre. Después de aquello, todos los días mi madre iba conmigo hasta la mitad del camino a la escuela, y trataba de enviarme, pero yo lloraba tan fuerte, que a veces ella también lloraba, y me traía de vuelta a casa, Yo tenía mucho miedo de que un día regresara de la escuela, y al igual que mi padre, mi madre se hubiera ido y me hubiera quedado solo. Paúl y Matt se dieron cuenta de que el temor de Calen no se había originado en nada que hubiera sucedido en sus propias vidas, sino en algo que sucedió en la vida de su abuelo. Una vez que se dieron cuenta de cuál era la raíz del temor, pudieron romper este temor generacional. Y el niño Quedó libre, porque pusieron la sangre de Jesús en el dintel de la puerta de su corazón. Ahora, el diablo no lo puede seguir atormentando.
Ejemplo: Hace unos días estaba en una campaña apostólica y uno de los apóstoles decía, que había ido a un velorio de una madre que se había suicidado, que a su vez también su madre se había suicidado, y que la hermana de esta, también se había suicidado, la difunta había dejado una niña de apenas 3 años, cuando la vio, se dijo entre si, es muy posible que esta niña cuando sea grande también vaya a suicidarse, por lo que opto por romper toda maldición generacional en la vida de aquella pequeña niña, esa gente no necesitaban consuelo, lo que necesitaban era liberación de aquella maldición, por la fueron objeto de generación en generación.
En mi Familia, casi todos han muerto de diabetes, eso les a producido que todos mueran de una forma trágica, por ejemplo, mi mama la que me crió, murió con sus dos piernas amputadas, mi abuelo murió igual, Mi mama Murió también igual, Mi hermano mayor actualmente se le diagnostico que tiene diabetes, ya el vive a dieta, y con sus medicamentos de por vida, pero esas maldiciones tienen que romperse, en el nombre de Jesús, nombre sobre todo nombre.
Ha notado usted, que el padre vivió como borracho, murió borracho, pero ahora el hijo es igual, porque los espíritus son transferible de generación a generación, usted no sabe lo que su mama, o papa hizo cuando usted estaba en el vientre, pudo haberlo ofrecido a algún ídolo, pudo haber hecho algún pacto satánico, “la maldición es como una serpiente que esta escondida debajo de una piedra” que mientras no levantemos la piedra esa serpiente estará allí, hasta que alguien la descubra y la saque fuera, aunque nosotros somos salvos, y vivimos en cristo, no estamos exentos de sufrir los efectos de una maldición generacional: todo cristiano debe Invocar la sangre de cristo sobre su vida, y romper con todo aquello que lo liga, a vivir como sus antepasados, o a tener sus gustos, sus caracteres, su forma de vivir, de andar, de caminar, debe de despojarse de esa mala costumbre de decir es que así soy yo, o así era mi mama, o mi papa, y por esa razón yo soy así.
2. Una maldición puede venir a través de nuestras palabras: aunque estas sean pronunciadas, escritas o meramente formadas en el pensamiento o también con palabras que se han dicho a la ligera, sin premeditación, Ejemplo: cuando alguien dice algo y añade…..no lo decía en serio? O ¿no supe porque lo dije? En modo alguno reduce o revoca el efecto de sus palabras, pero no lo libra de dar cuentas por ellas delante de Dios (Mateo 12:36-37), es muy peligroso cuando hablamos palabras sin pensar (Proverbios 6:2) así que sin darnos cuenta nosotros mismos podemos estar profiriendo palabras de maldiciones en vez de Bendiciones
Tienen un efecto tan poderoso las palabras que la Biblia afirma: “que la vida y la muerte están en poder de la lengua” (Proverbios 18:21) Podemos estar maldiciendo a nuestras familias y a nuestros hijos con las palabras, por eso el cristiano debe de tener cuidado con lo que habla, para no caer en la trampa de una maldición, Ejemplo: una mujer esta orando por su marido y cada día que lo ve llegar a la casa le dice ¿vos nunca cambias, te voy a dejar…? Lo amenaza..!! O ha escuchado a personas que dicen: ¿estoy cansada de vivir nada me sale bien? ¿De que me sirve todo lo que he hecho lo mejor seria que me muriera? Eso mismo dijo Rebeca la esposa de Jacob (Génesis 27: 46) Job Maldijo el día que nació, (Job 3: 1-13) También Elías Maldijo sus días (Reyes 19: 3-4)
También hay algunas expresiones que fueron hechas por nuestros padres en mas de alguna ocasión como: Sos un tonto? No servís para nada? Sos un Idiota, o Sos un Burro, o Sos un estupido, aun más cruel: si yo ni te quería parir, ni quería hijo, podemos hasta encontrarnos con hijos no deseados o hasta madres violadas, o hijos semi-abortados que fueron salvados. Una maldición Generacional puede ser ocasionada por la idolatría de nuestros padres (Éxodos 20: 4-5) también por cualquier objeto de veneración que este en nuestras casas o con cosas que tengan relación con brujería, ocultismo, o santería, la maldición puede estar allí siendo de nuestro conocimiento o no (Deuteronomio 7: 25-26)
3. ¿Cómo Romper la maldición? Los creyentes necesitamos comprender el principio espiritual de la causa y el efecto. Sin comprender el poder de Jesús y su sangre, no podemos ser libres y vamos a seguir fallando todo el tiempo. Necesitamos comprender la verdad que nos hace libres. En Juan 8:32-36, Jesús le estaba hablando a los judíos que Creían en Él, y que ya lo habían reconocido como Salvador. Pero no podían comprender por qué, siendo hijos de Abraham, necesitaban ser liberados. En Juan 8:33, dijeron que ellos no eran esclavos de nadie. No comprendían que con cada pecado cometido ya fuera por ellos, o por sus ancestros, por su ciudad o por su nación, había una maldición espiritual uncida a ese pecado. Los cristianos también necesitamos hacer algo más Que nacer de nuevo y recibir el perdón; y es romper toda maldición ancestral, a menudo escucho predicadores que dicen: que Jesús llevo todo nuestros pecados en la cruz, y eso es verdad, también oigo decir que cristo llevo todas nuestras enfermedades sobre su cuerpo, y también eso es verdad, Pero lo que también Jesús llevo sobre la cruz y en su cuerpo fue nuestras maldiciones; eso lo dice en (Gálatas 3: 13) Hermanos…! Jesús no llevo solamente los pecados y las enfermedades, sino que también nuestras maldiciones y mientras esta revelación no este sobre ti y la entiendas, la serpiente estará debajo de esa la piedra, sino porque estas padeciendo las enfermedades de tus padres, o de tus abuelos pregúntate..! Es tiempo que levantes la piedra y saques todo lo que esta debajo y lo saques fuera de tu vida, ¡ahora no… mañana..!
Tres pasos de cómo romper la maldición: La maldición es lo opuesto de la bendición Según (Deuteronomio 28: 16-68) maldición es: Humillación, aridez, Esterilidad, enfermedad física y mental, desintegración familiar, pobreza, derrota, opresión, fracaso, des-favor de Dios La apalabra maldición se menciona en la Biblia aproximadamente 230 veces y la palabra Bendición se menciona 410 veces.
·         A- Arrepentirse: tenemos que reconocer que hemos confesado algo malo y arrepentirnos de todo corazón. 
·         B- Revocar: o sea des-decir o cancelar lo que sea que dijimos que estuviera mal (Marcos 14: 66-72) y (Juan 21: 15- 17) 
·         C- Reemplazar: tenemos que reemplazar nuestra mala confesión anterior por una confesión correcta en otras palabras diciendo palabras positivas. Este atento a toda la enseñanza que estaré dando otros pasos importantes.
4. Necesitamos recibir nuestra libertad: Jesús les estaba diciendo en el versículo 36: "Cuando yo los libere, van a ser verdaderamente libres. No sólo los voy a perdonar, sino que también voy a romper la maldición que llevan encima y que está relacionada con el pecado". Si el Hijo nos ha hecho libres, vamos a ser verdaderamente libres. La palabra "verdaderamente" significa que Jesús va a romper la maldición, y nosotros podremos vivir realmente libres. No sólo nos va a perdonar nuestro pecado, sino que va a romper la iniquidad que lo acompaña. Es importante comprender que un judío siempre podía lograr que sus pecados le fueran perdonados, pero nunca podía lograr que se rompiera la maldición de ese pecado. El rey David y su familia son un notable ejemplo. David fue perdonado, pero la maldición de su pecado pasó a su familia. Le voy a explicar a partir de la misma Palabra de Dios la Forma en que esto funciona:
En (Levítico 16:7-8, 15,19-22) Dice así: después tomará los dos machos cabríos y los presentará delante de Jehová, a la puerta del tabernáculo de reunión. Y echará suertes Aarón sobre los dos machos cabríos; una suerte por Jehová, y otra suerte por Azazel... Después degollará el macho cabrío en expiación por el pecado del pueblo, y llevará la sangre detrás del velo adentro, y hará de la sangre como hizo con la sangre del becerro, y la esparcirá sobre el propiciatorio y delante del propiciatorio...Y esparcirá sobre el de la sangre con su dedo siete veces, y lo Limpiará, y lo santificará de las inmundicias de los hijos de Israel. Cuando hubiere acabado de expiar el santuario y el tabernáculo de reunión y el altar, hará traer el macho cabrío vivo; y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto. Y aquel macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra inhabitada; y dejará ir el macho cabrío por el desierto
Dios les ordenó que llevaran dos machos cabríos al Tabernáculo. Uno de ellos quedaba a la puerta del Tabernáculo, mientras que hacían entrar al otro, y lo ponían sobre el altar y lo sacrificaban. Entonces, el sumo sacerdote llevaba a la puerta del Tabernáculo la sangre del macho cabrío sacrificado, la ponía en la cabeza del otro macho cabrío, y confesaba sobre él las iniquidades del pueblo. Un macho cabrío moría por los pecados o transgresiones, y el otro se llevaba la iniquidad la fuerza espiritual interior que causaba destrucción a un desierto o a un lugar árido. Así era como los judíos hacían expiación por sus pecados. En nuestro caso. Jesús murió por nuestros pecados en la cruz, pero también derramó su sangre siete veces, así como Aarón rociaba siete veces la sangre. Por medio de la sangre derramada por Jesús, no sólo se nos perdonan nuestros pecados, sino que también podemos caminar en ese perdón y quedar libres de la maldición del pecado. Ambos machos cabríos representan la obra redentora de Jesucristo.
Había dos machos cabríos, porque Jesús derramó su sangre para que nosotros no sólo fuéramos perdonados con respecto a nuestro pecado, sino también sanados de la iniquidad interior, las magulladuras y las heridas del pecado generacional que nos lleva a perpetuar los pecados de nuestros antepasados. Sólo la sangre de Jesús proporciona el perdón y una nueva forma de vivir. Cuando nacemos de nuevo, recibimos el perdón de nuestros pecados. Pero entonces, necesitamos clamar por la sangre de Jesús sobre nuestra vida para desterrar al desierto la iniquidad y caminar en libertad.
5. Cierre la puerta trasera: En (Mateo 12:43-45) Dice: Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla. Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada. Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. En el mismo momento en que recibimos a Jesús, todas las fuerzas de las tinieblas que están atacando nuestra vida salen huyendo. Van a ese lugar desierto, en busca de un sitio donde descansar. Quedamos limpios de nuestro pecado, y la causa de la maldición espiritual huye a ese lugar desierto, pero regresa en busca de una puerta abierta. Aunque nuestra vida haya sido barrida y adornada, lavada con la sangre y purificada, si descubre que no comprendemos las maldiciones espirituales y hemos dejado una puerta abierta, regresa y la situación es peor que antes.
Yo veo suceder esto en muchas familias cristianas. Una persona sale de un estilo de vida lleno de pecado, recibe la salvación, y entra en el ministerio o se involucra en su iglesia; después, cría a sus hijos en la iglesia. Entonces, cuando los hijos llegan a la adolescencia, salen a hacer las mismas cosas que solían hacer los padres, sólo que mucho peores. Nosotros nos quedamos estupefactos y preguntamos: "¿Qué sucedió? ¿Qué anda mal? Nuestros hijos fueron criados en la iglesia, pero están haciendo exactamente lo mismo que hacíamos nosotros antes de ser salvos". Esto se debe a que barrimos la casa, pero no cerramos la puerta por medio de la sangre de Jesús, al no Darnos cuenta de que teníamos que romper esa maldición de familia.
(vea Ex.12:21-29) Moisés y los hijos de Israel son un excelente ejemplo de la forma de apartar de nuestro hogar las fuerzas de las tinieblas. Cuando iba a caer la maldición sobre el pueblo de Egipto, Dios le dijo a Moisés que le indicara al pueblo que debían tomar la sangre de un cordero y ponerla en el umbral de sus puertas. Cuando llegó el espíritu de muerte aquella noche, vio la sangre sobre las puertas de sus casas, y no pudo entrar. Romanos 6:23 dice que la paga del pecado es muerte. Esto no habla sólo de la muerte después de la cual tenemos por delante el cielo o el infierno. El divorcio es parte de esa muerte; lo son la pobreza, el racismo, la ira que destruye los matrimonios y las familias, y también las depresiones y las enfermedades. La gente recibe la salvación, pero no ha aprendido a poner la sangre sobre la puerta de su tabernáculo. Cuando usted se da cuenta, y usa el poder de la sangre de Jesús, esos espíritus y esas maldiciones no lo pueden tocar, El divorcio tratará de llegar, pero cuando vea la sangre sobre la puerta de su tabernáculo, no va a poder entrar. Las enfermedades, la depresión, la ira, la violencia y todas las cosas malvadas van a tratar de arremeter contra usted y contra su Familia, pero si usted tiene la sangre de Jesucristo en el dintel de su casa, estará viviendo bajo la Protección divina.
Si usted acostumbra a decir, o si oye que alguien dice: "De tal palo, tal astilla", aplíquele a esto la sangre de Jesús. Nada puede cruzar donde está la sangre. En el tabernáculo antiguo hecho de piedra y mortero, el sacerdote usaba la sangre de un cordero para hacer expiación por el pueblo de Dios, pero aquella respuesta era temporal. Hoy en día, usted es el tabernáculo de Dios, y la sangre del Cordero ha sido derramada una vez y para siempre a fin de perdonar su pecado y romper la maldición.
6. Quitar la carga y destruir el yugo: Acontecerá en aquel tiempo que su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a causa de la unción. (Isaías 10:27) La carga será quitada y el yugo será destruido a causa de la unción. Tiene una importancia absoluta el que usted comprenda esta parte de la enseñanza. ¿Recuerda cuando Jesús dijo en Juan 8:32: "Conocerán la verdad, y cuando conozcan y comprendan esta verdad, entonces ella los hará libres"? Los judíos que habían creído, pensaban que tenían toda la verdad que necesitaban, porque eran hijos de Abraham; sin embargo, estaban equivocados. Sus cargas les habían sido quitadas, pero estaban a punto de que fueran destruidos sus yugos, o sus maldiciones de familia. Ahora bien, ¿qué quiere decir esto de que el poder de Dios quita las cargas y destruye los yugos?
En primer lugar, Romanos 6:23 dice que la paga del pecado es muerte. La paga por la carga, o la recompensa por nuestro pecado es la muerte. Cuando yo recibí a Jesucristo como Salvador personal, Él me quitó la carga. Ya yo no tengo que pagar el precio de mi pecado, porque ese precio fue pagado por completo de una vez y por todas. Jesús es el Cristo, lo cual significa que es el ungido de Dios que se llevó nuestra carga. En segundo lugar, su unción también destruye el yugo. Por eso Jesús dijo:"Cuando comprendan la verdad, no sólo van a ser libres, sino que van a ser realmente libres. No sólo les voy a quitar la carga del pecado, que es la muerte, sino que también voy a romper el yugo de pecado, que es la maldición". Todo lo que usted tiene que hacer es reclamar esta verdad por medio de Jesucristo y de su unción. Todo pecado será perdonado y toda maldición quedará rota para usted y su familia en el nombre de Jesús. Lea Isaías (Isaías 53:1) Aunque es un texto bíblico que muchos cristianos se saben de memoria, he descubierto que la mayoría no comprenden la poderosa revelación que Dios nos está profetizando en Jesucristo. “Mas él herido fue por nuestras rebeliones molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
Si yo tomara algún tipo de arma y Lo golpeara en el brazo con suficiente fuerza como para romperle la piel, usted comenzaría a sangrar. Eso sería una herida exterior. Jesús fue herido por nuestras rebeliones, por nuestras faltas. Pero después dice que fue molido por nuestros pecados. Si lo golpeo en el brazo sin romperle la piel, se le va a llenar el brazo de magulladuras, lo cual significa que estaría sangrando interiormente. Y la iniquidad es una magulladura espiritual interior que trata de quebrantamos o destruirnos la vida. Isaías 1:18 dice: "Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana". La palabra "grana" habla de algo "doblemente sumergido, o doblemente teñido... doblar, o hacer algo dos veces".
Cuando Dios nos dice que la sangre de Jesús nos limpia, significa que somos doblemente sumergidos. Somos perdonados, pero también somos liberados de la iniquidad. Vamos al cielo, pero también somos sanados en nuestro interior, para que podamos llevar una vida pura, santa y justa sobre la tierra. Tenemos el poder necesario para resistirnos al pecado y llevar una vida santa. Tenemos el poder necesario para resistirnos a la ira, la violencia, las drogas y la depresión. Cualesquiera que hayan sido nuestros pecados; por profundamente manchada que esté nuestra vida, la sangre de Jesús no se limita a cubrir todo esto, sino que lo lava. Y Jesús no sólo lava el pecado, sino que también lava la consecuencia de nuestro pecado, que es la muerte. Tenemos vida eterna.
Las heridas sangran en el exterior: y las rebeliones son los actos externos. Así que cuando la Biblia dice que Jesús fue herido por nuestras transgresiones, esto significa que la sangre que Él derramó en el exterior lava nuestra vida de todo pecado. Él es el que elimina nuestras cargas. Cuando fue molido, Fue molido en el interior para lavar ese espíritu de maldición: Él es también el destructor de yugos. Fue herido por nuestras transgresiones, y también fue molido por nuestras iniquidades. Él es el que quita las cargas y destruye los yugos. Él lo lava todo en el exterior y nos hace libres en el interior.
7. Bendiciones e iniquidades a través de generaciones: Vemos en la Biblia gente cuya vida bendijo a su familia y a su nación. Vemos también gente cuyas acciones les acarrearon una maldición a su familia, su ciudad y su nación. Usted y yo no somos diferentes. Estamos cosechando las consecuencias del pecado de Adán. También estamos cosechando las consecuencias de la promesa de Dios a Abraham de que todas las familias de la tierra serían bendecidas por medio de él. A través de Abraham y de sus descendientes, Isaac y Jacob, aparecieron las doce tribus de Israel que terminaron convirtiéndose en la nación de Israel. De esta nación vino Jesús, y por medio de Jesús, la maldición fue rota. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. (Génesis 12:2-3)
No importa que usted esté sufriendo por una maldición que es consecuencia de algo que usted mismo haya hecho, o que se debe a algo que hayan hecho sus antepasados. El Cristo que quita las cargas y destruye los yugos vino para hacerlo libre. Ya usted no tiene que pagar más las consecuencias de esa maldición. Puede vivir en las bendiciones, en la libertad de la redención y en la restauración de Dios. Amen… gloria a Dios.