lunes, 28 de febrero de 2011

¿Puede el Hombre Ver a Dios?


Viendo al Dios Que No  Puede Ser Visto
 ¿Puede el Hombre Ver a Dios?

En Ex. 24:9-12 es registrado que Moisés y otros 73 “vieron al Dios de Israel” cerca al Mte. Sinaí.  Es declarado en Ex. 33:11 que el Señor habló a Moisés “cara a cara, como habla cualquiera a su compañero”. 

Pero en ese mismo capítulo (33:20-23) dice que Dios dijo a Moisés, “No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá”. 

El Nuevo Testamento proporciona declaraciones contrastantes similares.  En el Sermón del Monte Jesús dijo, “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios” (Mat. 5:8).  Pero en Jn. 1:18 es dicho claramente, “A Dios nadie le vio jamás”. 

Entonces, ¿se contradicen las Escrituras a sí mismas?  ¿El hombre mortal puede “ver” a Dios si o no?  

El registro bíblico histórico muestra claramente que los hombres y las mujeres han visto representaciones de Dios.  Agar fue abordada por un ángel (Gén. 16:7 y Sigs.) y la esclava de Sara entendió que había visto a Dios (V.13). 

Jacob luchó con un “varón” (Gén. 32:24) pero llamó el lugar de esa lucha “Peniel” porque dijo, “Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma” (v.30). 

Moisés y los 70 ancianos de Israel vieron algo que ellos conocieron como Dios (Ex. 24:9-12).  Moisés vio a Dios en la forma de o hablando desde una zarza ardiendo (Ex. 3).  Dios dirigió a los hijos de Israel a través del desierto por medio de manifestarse a sí mismo como una nube durante el día y un fuego en la noche. En el Mte. Sinaí su presencia fue revelada por medio de truenos, relámpagos y una nube obscura.  Isaías dijo que vio al Señor en un trono cuando tuvo una visión (Isa. 6:1,5).  Ezequiel tuvo una experiencia similar (Ez. 1:26-28). 

¿Qué vieron realmente estas personas?  El apóstol Pablo describió a Dios como “eterno, inmortal e invisible” (1 Tim. 1:17). 

Nuestras opciones interpretativas son dos.  Podemos concluir que las Escrituras están en conflicto o podemos mirar mas de cerca lo que significa “ver” una persona, tal como Dios.  Y puesto que la primera opción es inaceptable a la luz de la inspiración de las Escrituras, debemos observar la segunda para nuestra respuesta. 

La visión física nos permite hacer varias cosas.  Por medio de esta podemos observar las características de alguien, reconocer esa persona nuevamente en el futuro, y podemos adquirir conocimiento acerca de esa persona, su esencia, atributos, naturaleza, etc. 

Figurativamente, podemos hacer lo mismo.  Podemos “ver” a Dios como quiera que decida “revelarse” a sí mismo a los ojos de la mente.

¿Entonces cómo se revela a sí mismo a nosotros hoy en día?  Hebreos 1:1-3 contrasta cómo Dios se reveló a sí mismo en el pasado hasta su método presente — a través de Jesús.  En Juan 14:7-9, Felipe está en la presencia de Jesús y dice que quiere ver al Padre.  Jesús le dice que lo ha visto — porque ha visto a Jesús. En Col. 1:15 Jesús es descrito como la imagen visible del Dios invisible. 

Somos llevados un paso mas adelante en nuestro entendimiento en 2 Cor. 4:3-6 donde Jesús no solo es declarado ser la “imagen de Dios” sino que el evangelio es descrito como la luz que revela a Jesús — y de esta manera Dios — a nosotros. 

Puesto que Jesús no está aquí ya más en la carne, vemos a Dios a través de Jesús con el ojo de la fe.  Ponemos confianza en la Palabra que revela o nos permite “ver” a Dios.  Jesús dijo a Tomás, “Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Jn. 20:29).  Luego Juan continúa en los siguientes dos versículos para explicar que había escrito su registro de Jesús de manera que los hombres pudieran creer y tener vida. 

En Ex. 33:11 es dicho que Moisés había visto a Dios “cara a cara”.  Puesto que el mismo capítulo dice que no vio físicamente el rostro de Dios, debemos inferir que“cara a cara” se refiere a la estrecha comunión, familiaridad o relación de amistad que Moisés disfrutaba con Dios. 

Mientras hoy día obedezcamos al evangelio y mantengamos comunión con Dios a través de la obediencia, desarrollamos tal relación de “cara a cara”.  Santiago 4:8 dice, “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros”.  A medida que aprendamos de la naturaleza de Dios a través de la palabra y le permitamos morar en nosotros, “vemos” a Dios en el sentido mas pleno (1 Jn. 4:12-16). 

El proceso de ver a Dios es progresivo — podemos acercarnos mas y mas. En 1 Jn. 3:2 dice, “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es”. 

Mientras estemos en la carne, vemos a Dios por fe.  Lo vemos en las cosas que ha creado y por lo que se ha revelado en Su Palabra.  Pero viene el día cuando lo veremos tal como es y seremos como él. 

En ese día no tendremos cuerpos físicos (1 Cor. 15) de manera que nuestro “ver” a Dios no será con los ojos físicos pero será con visión no limitada por la debilidad de la carne.  Nuestra fe se convertirá en visión. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario