sábado, 24 de julio de 2010

¿Cómo se prepara usted para una predicación?

¿Cómo se prepara usted para una predicación?


En primer lugar, yo analizo y realizo el estudio exegético del texto. Supongamos que hoy es domingo y debo predicar dentro de siete días. Si esto es así, entonces el lunes ya tengo determinado cuál va a ser el texto sobre el cual voy a trabajar. Comienzo entonces a hacer el estudio exegético del texto. No leo ningún comentario antes, sino que siempre parto de la Biblia. Esto lo hago hasta tener claro qué dice el pasaje y qué quiero transmitir a la comunidad sobre este.
Después, hago una acumulación; es decir, junto elementos que puedan aportar al texto. Leo buenos comentarios bíblicos y busco pensamientos y anécdotas que pueden iluminar la Palabra. Normalmente, para el jueves tengo reunido todo este material. Entonces, llega el momento de procesar el material reunido; dedico el viernes a esta tarea. Dondequiera que me encuentre durante ese día, estoy pensando en el sermón que estoy elaborando.
El sábado por la mañana me siento en mi escritorio y comienzo a descartar todo el material que no voy a usar, armo los lineamientos de un discurso coherente sobre el texto que he estudiado. Ese es el trabajo más arduo y por eso yo dedico el sábado exclusivamente a esa tarea. Comienzo a las ocho de la mañana y -seguramente- no voy a terminar antes de las cuatro o las cinco de la tarde.
El domingo me levanto a las siete de la mañana y tomo el bosquejo para hacer las últimas correcciones. Llego a la iglesia con una hora de antelación y tengo un tiempo de oración con el equipo ministerial. Luego, repaso por última vez mis apuntes, pero estoy abierto a todo lo que el Espíritu quiere hacer desde ese momento en adelante. A pesar de tener mi bosquejo y haber realizado un estudio cuidadoso de la Palabra, sé que Dios puede tener otros planes que no me ha mostrado durante la semana y por lo tanto, debo tener siempre apertura de corazón.

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