viernes, 30 de julio de 2010

El pecado es el mayor estafador de todos

El pecado es el mayor estafador de todos, te ofrece algo que no cumple y te cobra algo que nunca te dijo. Es hasta después de cometerlo que las consecuencias empiezan a cobrarte la factura del engaño. Así es el pecado sexual, te dice que nadie se enterará y que nada más pasará, y luego te encadena y te envuelve en circunstancias que nunca imaginaste.
Además de las consecuencias que todos conocemos, como que le desagrada a Dios, el riesgo de un embarazo antes de tiempo o el SIDA, el pecado secual trae otras consecuencias que la Biblia enseña:
1.- Baja la autoestima y debilita la conciencia
Según 1ra Corintios 6.18-20, la inmoralidad sexual es el único pecado que podemos cometer contra nosotros mismos. Todos los demás se cometen contra Dios o contra el prójimo, pero éste es además un pecado contra el propio ser. Esto provoca dolor y resentimiento contra sí mismo, afectando tu conciencia y hasta el concepto que tienes de ti, tu autoestima. Esto se agrava en aquellos que se culpan por perder su virginidad o lamentan que los engañaron o abandonaron. Como es el pecado que cometes contra tí mismo, es del cual debes perdonarte si los has cometido. Debes reconciliarte contigo mismo y buscar la paz en tus pensamientos y sentimientos que el Señor ofrece, así como una nueva oportunidad de conducirte con santidad y castidad.
2.- Provoca pleitos y contiendas
Cuando una persona combate con pasiones desordenadas constantemente dentro de sí y cede, éstas mismas se manifiestarán en enojos, gritos, acusaciones, ira, insultos, amarguras y pleitos que son difíciles de entender y hasta son incontrolables (Santiago 4.1). Las pasiones provocan celos, convirtiéndote en alguien posesivo, te vuelven más áspero y rudo en tu trato, y hasta sarcástico. ¿Por qué sucede esto? Porque si no tienes el dominio propio para controlar tus pasiones, no lo tendrás para evitar tampoco las contiendas. Pero cuando te conquistas a ti mismo y vences esas pasiones, la paz llegará también a tus relaciones personales.
3.- Abre el alma a nuevas ataduras
Cuando te unes sexualmente a alguien más te haces uno con esa persona, no sólo carnalmente sino en tu alma también, compartiendo así las ataduras y yugos que tiene contigo y marcándote interiormente (2da Corintios 6.15-17). Por esto a muchas mujeres les es muy difícil dejar a un mal hombre con quien ha mantenido relaciones indebidas. Cuando alguien peca con varias personas, va convirtiéndose en un residuo de desechos de muchos. Estas personas deben ser libres del cautiverio al cual se han sometido, rompiendo cadenas y pudriendo yugos que se han formado dentro de su corazón por la fornicación.
4.- Ahoga el amor de una relación
En 2da Samuel 13 leemos la historia de Amnon y Tamar, cómo el la amaba con tanta intensidad y cómo, por creer que no podía acercarse a ella, planeó un engaño para acostarse con ella. Esta pareja representa a aquellos noviazgos que inician su relación enamorados pero ceden ante la tentación sexual. A éstos les pasa como a Amnon, que una vez consumado el pecado, vio como repentinamente inició a aborrecerla a ella, tanto que el odio con que la odió fue mayor que el amor con que un día la amó. De la misma manera que la santidad guarda el amor, el pecado lo ahoga.
5.- Te aleja de Dios y te encamina a la idolatría
En toda la Biblia el Señor asocia la fornicación al pecado de idolatría. Por un lado, el apartarse de Dios tras otros ídolos es en lo espiritual lo que la inmoralidad sexual es en lo carnal. Por otro, la tentación sexual fue una estrategia usada por los enemigos del pueblo de Dios para llevarlos a los sacrificios de sus dioses (como  lo hicieron los moabitas en Números 25.1-5), o una debilidad de los hombres que los alejó del Señor (por ejemplo Salomón, 1ra Reyes 11.1-13). Por el contrario, la castidad y la integridad sexual siempre están asociadas a la búsqueda de Dios y su Lugar Santísimo.
Libertad
¿Cómo puedo ser libre del pecado sexual? Arrepiéntete y cree en Su perdón y Su gracia que limpian tus pecados y lavan tu conciencia. Aléjate de toda circunstancia que le da oportunidad a la tentación, como estar a solas con alguien más o ver pornografía, y ora constantemente para fortalecerte en el Señor. Confía en El, el te ayudará.
Debemos huir de las pasiones que combaten dentro de todo joven. La inmoralidad sexual es de lo único que Dios nos mandó a huir. Aléjate de aquello que te hace pecar y busca ayuda en quien pueda fortalecerte. Es mejor decir “aquí corrió que aquí quedó”.

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